HAMLET en las Naves del Español (Matadero Madrid) hasta el 29 de julio
William Shakespeare, hace 500 años, en boca de su criatura Hamlet, dice a los actores «Ten cuidado de no exceder la sencillez de la naturaleza«. Es lo que gurús del s.XXI en esto de la interpretación pretenden descubrirnos. Los genios del escenario, siempre, coinciden en el mensaje. Hamlet es un compendio de buenos consejos y sabias reflexiones. Podríamos llenar un año entero de tweets. Ahora permitamos al público identificarse con el personaje a través de la desnudez de lo superfluo, lo artificial.
Parece como si el director Will Keen hubiera querido esto, consciente o inconscientemente, en su Hamlet, que se representa en estos días en las Naves del Español en Matadero Madrid y hasta el 29 de julio. Uno entra y se encuentra un escenario a ras de suelo, una nada, una ágora griega rodeada de gradas, donde nosotros el público podíamos sentir el aliento de los actores, casi tocarlos. Y una pasarela elevada como almenas de castillo danés. El resto de atrezzo, cuatro elementos que los actores colocan dependiendo de la acción. Con ello la sencillez, que exalta la crudeza en la locura de Hamlet, la ambición de su tio Claudio, y resto de conspiraciones, hace que el espectador se sumerja aún más si cabe en la tragedia.
El vestuario (y alguna licencia) sitúan la historia en la actualidad, en lo contemporáneo que nos resulta a los mortales la corrupción y resto de tejemanejes que la clase dirigente urde en la sombra. Elementos que también contribuyen en este montaje a la inmediatez con que el mensaje llega al público que tuvimos el privilegio de descubrir a este Hamlet.
Durante las 2.45h de representación un Alberto San Juan/Hamlet enorme, desencajado, nos hipnotiza en el asiento con una interpretación llena de expresividad, fluidez, dolor, en su personal viaje a la locura. El odio consigue traspasar al personaje de Hamlet en su monólogo inicial. Contribuye a la atención de público la prestancia y sobriedad que Pedro Casablanc le da al personaje de Claudio, el tio de Hamlet, que mata a su hermano para usurpar a Dinamarca, su trono y su reina. Todo el elenco está soberbio, desde Javivi Gil Valle/Polonio, que se debate entre la autoridad al ser el padre de Ofelia, hasta la comicidad de ser un consejero demasiado servicial al rey (sí, en este Hamlet, no todo es trágico y se escapa alguna risa). U Ofelia (Ana Villa), que evoluciona desde el rechazo al amor a Hamlet, hasta la locura por la pérdida de su padre.
Recomedadísimo que vayáis a verla. Podeis disfrutar, de verdad, hasta el día 29 de julio de este hamlet tan interesante. Los precios los martes y miércoles son 16,50 €, el resto de días son 22 €, los lunes no hay función.
Podéis comprar entradas en:
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